en ese entonces una ciudad colorida y baja, quizá sólo atractiva desde la lejanía. seguramente de esas que ilusionaban los ojos a la distancia, y a medida que los barcos iban acercándose a la entrada del río ancho y playo, donde resultaba imposible fondear, cedía el encantamiento.
que linda mi ciudad de aquel entonces, desparramando los colores de la vida por sus callecitas.
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